El caballo ha sido muy importante dentro de la historia de la humanidad y ha acompañado al hombre desde épocas muy antiguas. Pero dentro de esta enorme cantidad de caballos que contribuyeron paso a paso a forjar la historia moderna, hay algunos que ganaron fama al pasar de los años y que tienen un espacio privilegiado dentro de la memoria historica.
Nombre del caballo de Alejandro Magno . Su nombre significa "Cabeza de buey", apodo que al parecer recibió el animal por el aspecto redondeado de su cara y la considerable anchura de su frente, donde además resplandecía una mancha blanca en forma de estrella.
Bucéfalo fue la montura de Alejandro desde que éste contaba con la edad de 12 años, a raíz de que lo conociera mientras presentaban diversos caballos ante su padre el rey Filipo II de Macedonia para que los comprara. Fue entonces cuando, según narra la leyenda, el caballo comenzó a mostrarse tosco y salvaje, relinchando y lanzando coces por doquier, sin que nadie lograra apaciguarlo.
Fue entonces cuando sólo el joven Alejandro logró montar al caballo, momento que haría pronunciar a su padre la célebre frase: "Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para tí." Dícese que desde entonces, Bucéfalo sí permitió ser cuidado por los sirvientes de Alejandro, pero que sólo se dejaba montar por él.
Acompañó desde ese día a Alejandro Magno por toda su campaña en Asia, hasta que murió a los 30 años por las heridas sufridas en la batalla del río Jhelum en el año 327 a. de C. Alejandro honró la memoria de la batalla fundando la ciudad de Nicea, "Ciudad de la Victoria". Cerca de allí, hacia el poniente, fundó la ciudad de Bucéfala, en honor de su noble caballo. Se cree que este sitio está localizado frente al moderno pueblo de Jhelum, en la provincia del Punjab, al noreste del actual Pakistán.
Cualquiera que haya leído el Cantar del Mio Cid recordará el nombre de este caballo. De pelaje blanco y al parecer de raza Andaluza, fué criado en un convento español.
Según se cuenta, era un caballo obediente, ágil y lleno de brío, ideal para la guerra. Es muy conocida la ultima batalla que ganó el Cid , gracias en gran medida a su brioso caballo. El cuerpo sin vida del Cid, fue atado a la silla de su corcel que a todo galope marcho frente a las tropas del Cid, levantando la moral de los soldados y amedrentando a los moros, que al ver semejante escena, pensaron que el Cid se había levantado de entre los muertos para seguir luchando. Tras la muerte de Rodrigo Díaz, Babieca no volvió a ser montado y murió dos años más tarde a la increíble edad de 40 años.
Este era un caballo tordillo de raza árabe con unos 1.45m de alzada. Fué importado de Egipto a Francia en el año 1799, a la edad de seis años. Fué el corcel más conocido del emperador Napoleón I (contaba con unos 130 caballos para su uso personal).
Marengo es recordado como un caballo de constitución ferrea. Veloz y manejable, se dice que permanecía tranquilo durante los disparos de armas de fuego. Fue herido en batalla, ocho veces en toda su vida y finalmente fué capturado después de Waterloo y llevado a Inglaterra, donde murio a los 38 años. Su esqueleto fué llevado al National Army Museum en Sandhurst.
La gran hazaña de Aníbal (247 – 183 a.C) fue atravesar los Alpes con cincuenta mil hombres, diez mil jinetes y cincuenta elefantes para derrotar a los romanos en su propio Imperio. El caballo que le acompañó en esta gesta fue “Strategos” (en griego “General).
Según cuentan era un caballo de gran alzada y color negro azabache. Inquieto, veloz y manejable eran otros de los adjetivos que calificaban al animal. Hay que recordar que los cartagineses montaban sin bocado, frenos y a veces sin bridas. Aníbal mandó traer de Tesalia a “Strategos” en su afán de imitar a Alejandro Magno, su gran ídolo de juventud. (Recordemos que el comerciante que trajo a “Bucéfalo” también era de Tesalia).
Calígula (12 – 41 d.C) reinó en Roma desde el año 37 al 41. A pesar de que los romanos no confiaban demasiado en la caballería de sus ejércitos y siempre prefirieron a sus legiones, eran amantes de las carreras de caballos. “Incitatus” (que significa “impetuoso”) llegó a Calígula desde Hispania para las carreras.
El emperador adoraba al animal así que mandó construir una caballeriza de mármol con pesebre de marfil. Más tarde le edificó una casa –jardín con sirvientes para que al corcel nunca le faltase nada y pudiera recibir a los invitados que el propio Calígula mandaba para que visitasen a “Incitatus”. Cuenta la leyenda que antes de las carreras el emperador dormía al lado de su caballo y para no interrumpir el descanso de éste decretaba en la víspera el “silencio general” en toda la ciudad bajo pena de muerte. Además se cuenta que una vez “Incitatus” perdió una carrera y que Calígula indignado con el auriga lo mandó matar diciéndole al verdugo: “Mátalo lentamente para que se sienta morir.”
“Genitor” nació en la casa de Julio Cesar (44 a.C – 100d.C). Los arúspices predijeron que el dueño del caballo sería el dueño del imperio del mundo. “Genitor” (que significa padre, reproductor o creador) obtuvo su nombre en memoria del padre de Julio Cesar que murió cuando él tenía 14 años.
Ante las predicciones, Julio César alimentó al animal, lo cuidó y no permitió que nadie a parte de él montase al caballo. Mandó levantar una estatua de “Incitatus” frente al templo de Venus Genetrix para que lo protegiera. Con “Genitor” fue con el que Julio César traspasó el Rubicón cuando se decidió a la conquista del poder con una guerra civil. Cuenta la leyenda que en vez de patas tenía pies de hombre y que sus pezuñas eran como dedos.
“Lazlos”, significa “caballo del desierto”, y fue el primero que tuvo Mahoma y con el que hizo su primera peregrinación a La Meca. El caballo se lo regaló el gobernador de Egipto en los primeros años de la Égira. A pesar de tener a “Lazlos” Mahoma nunca abandonó a “Al Qaswá” (su camello favorito). Con todo, Mahoma tuvo una gran pasión por los caballos y en especial por las yeguas.
Este amor le llevó a escribir: “El diablo nunca osará entrar en una tienda habitada por un caballo árabe”. Más tarde, empezó a preocuparse por la supervivencia de la raza. Así escribiría en el propio Corán: “Cuantos más granos de cebada proporciones a tu caballo, más pecados te serán perdonados…” Esto justifica la grandeza del caballo árabe y la relación con el hombre que dura ya 13 siglos.
"Pegaso" fue el primer caballo que consiguió estar entre los dioses de la Mitología Griega y tratar de tú a los habitantes del Olimpo. Pegaso era el caballo de Zeus, el dios soberano y amo del Cielo y la Tierra.
Según los esquemas de la Mitología el "caballo volador" nació del chorro de sangre que brotó cuando Perseo cortó la cabeza a Medusa y gracias a él pudo libertar el héroe a Andrómeda, la hija del rey de Etiopía, que quiso disputar a las Nereidas el premio de la hermosura y fue atada a una roca para que la devorase un monstruo marino. "Pegaso", creció y vivió sus años de potro en las laderas y los verdes prados del monte Olimpo, morada de los dioses, que estaba situado entre Tesalia y Macedonia (Hoy monte Olimpos) y era un bello ejemplar del tipo "sículo", cruce del ario y del persa, de color blanco y gran poderío, tiene dos alas que le permiten volar. Una característica de su vuelo es que cuando lo realiza, mueve las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire.
Después de "Pegaso", el caballo de los dioses, no hay más remedio que hablar de "los caballos de la Ilíada", ya que sin ellos no se concibe la obra de Homero, ni la guerra de Troya. "Janto" junto con "Balio" formaban la pareja de "caballos inmortales" que "Peleo" recibió al casarse con la nereida Tetis, de cuya unión nació Aquiles. La yegua que los parió se llamaba "Podarga". Se asegura de "Janto" que, aunque de origen divino e inmortal, era un caballo negro y de pura sangre persa, que tenía tres años y estaba dotado de patas especialmente vigorosas que le capacitaban para correr a mayor velocidad que la mayor parte de sus congéneres. Por su parte, "Balio" era de color blanco e igualmente rápido. Esta rapidez de ambos era lo que impedía que Aquiles pudiera uncir a su carro otros dos caballos que era lo habitual entre los griegos.
Al-Borak que significa literalmente "rayo o estallido, blancura cegadora" fué la yegua fabulosa con la que Mahoma viajó de noche desde La Meca hasta Jerusalén y regresó al punto de origen atravesando los siete cielos; de aspecto resplandeciente y velocidad enorme.
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